Caso de estudio ¿CASCO DE ENDURO INTEGRAL O ABIERTO?

#TechMiércoles

Con la llegada del nuevo casco de enduro Stage de Troy Lee Designs, la tendencia de cascos de enduro integrales frente a los abiertos convencionales, no para de ganar adeptos. Pero ¿qué es mejor para el enduro? ¿Un casco integral o uno abierto? Bienvenido al #techmiércolesltm de hoy.

Ya que en los próximos días comenzaremos a tener stock del nuevo casco Stage de Troy Lee (ya tenemos las muestras, con lo que pasaros a probároslas cuando queráis), sois muchos los que nos habéis preguntado en las redes sociales, si merece la pena un casco integral para enduro. La respuesta es si, pero con matices.


El casco integral cubre más superficie de la cara. Eso es evidente por la protección frontal de la barbilla, que ayuda a protegernos en caso de caída frontal, algo que un casco abierto apenas nos protege.

Además, son cascos más reforzados, cubren más parte de la cabeza en la zona trasera u occipital y en caso de caída, se mantienen en su posición mucho mejor que un casco abierto. La mayor ventaja con diferencia de un casco integral, es la protección extra que nos da en todo tipo de impactos.

¿Dónde no es tan bueno? Pues principalmente en el peso. Un casco integral de enduro casi dobla en peso a un casco abierto. Si uno abierto ronda los 320-450gramos, uno integral ronda entre los 800 y 1.200 gramos.

Además del peso, cuando las temperaturas son altas el casco da mucho más calor con el consiguiente sudor. Por otro lado, un casco integral casi ‘obliga’ a llevar gafas de máscara, algo que consigue aumentar la temperatura y que a nivel de versión periférica puede ser un poco incómodo para algunas personas.

¿Y LOS CASCOS ABIERTOS DE ENDURO?

Pues los cascos abiertos de enduro han ido evolucionando desde modelos como el A1 y A2 de Troy Lee, o el Montaro de Giro bastante ligeros, muy cómodos y muy ventilados, a otros como el Switchblade de Giro o el Super 3R de Bell, que cubren mucho más y cuentan con el frontal protector desmontable lo que los hace súper versátiles.

Para que os hagáis una idea del peso, un Switchblade de Giro sin la parte frontal, pesa 809 gramos (talla L/XL), mientras que al hacerlo integral, pesa 1.126 gramos (talla L/XL).

Evidentemente los cascos abiertos de enduro son mucho más ventilados, más cómodos y más polivalentes de uso, pero a nivel de protección quedan más descubiertos. Por eso Giro y Bell han apostado por este tipo de cascos más cerrados.

HASTA QUE LLEGÓ EL STAGE DE TROY LEE

La llegada del Stage de Troy Lee Designs lo posiciona en una situación de privilegio, ya que el Stage tiene un peso aproximado de 690 gramos en talla M y cuenta con más entradas de ventilación que otros modelos integrales de Troy, además de contar con el sistema de protección MIPS* y almohadillas de diversos grosores.

La idea con el Stage es que puedas tener un casco de enduro mucho más seguro que los abiertos, pero con un peso súper ligero, con buena ventilación y con una protección muy elevada.

El Stage no cuenta con la parte frontal extraíble, ya que tal y como nos contaron en Troy Lee, esto haría subir el peso demasiado y han preferido dejarlo integral, pero consiguiendo un peso record.

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*Todos sabemos y conocemos la gran tradición tecnológica de los suecos en el área de la seguridad. Pues bien, un equipo de biomecánicos, neurocirujanos y científicos, comenzaron en 1995 el desarrollo de un sistema de seguridad para contrarrestar los efectos de los impactos del casco sobre el suelo, y lograr así cascos más seguros.

En 201o lanzaron los primeros cascos de ciclismo con el sistema de protección MIPS, para reducir las fuerzas rotacionales en el cerebro causadas por los impactos angulares recibidos en la cabeza.